Un joven nos contó sus dudas: «La resurrección… No me veo cantando alabanzas a Dios durante horas y horas. Es más, si tengo que ver a los que me han hecho sufrir, o a los que he agraviado… Además, nunca he entendido muy bien lo que son los cuerpos celestes y los cuerpos terrestres… estas palabras parecen ir más allá de nuestra razón».
Amigos cristianos, ¿nos cuesta entender estas cosas extraordinarias? Somos limitados y tenemos que admitir la inmensidad del poder y del amor de Dios. Es imposible imaginar el proceso de resurrección y sus consecuencias, la alteración de las leyes de la naturaleza…
Solo la fe nos da la inteligencia para comprender los pensamientos de Dios expuestos en su Palabra. Los evangelios atestiguan que Jesús “resucitó”, que ya no está en la tumba (Mateo 28:7). Apareció a los discípulos, a más de 500 testigos a la vez (1 Corintios 15:3-8). Jesús resucitado inauguró la victoria de la vida sobre la muerte. Y compartirá esta victoria con los que creen en él. Todos los que le hayan aceptado como su Salvador entrarán en su presencia cuando él vuelva. “El tabernáculo de Dios con los hombres… Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor” (Apocalipsis 21:3-4). En su presencia hay “plenitud de gozo” y delicias para siempre (Salmo 16:11).