¿El «Dios bueno» es tolerante con las faltas de la «gente honrada»? Veamos más de cerca los verdaderos caracteres de Dios.
Dios es amor y se reveló en su Hijo Jesucristo: “De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). Pero también está escrito: “Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él” (1 Juan 1:5). “Santo, santo, santo” es el Señor, proclamaron los ángeles (Isaías 6:3). Dios no cierra los ojos ante el mal.
En el pasado, en el monte Sinaí, Dios dio al pueblo de Israel la Ley con los diez mandamientos, (Éxodo 19 y 20). Estos eran los requisitos básicos que el pueblo debía cumplir para tener una relación con Dios. Pero este pueblo se mostró incapaz de responder a lo que Dios esperaba de él, y nosotros también somos incapaces de hacerlo.
La santidad de Dios sigue siendo la misma que en el Sinaí, cuando Dios apareció como un “fuego consumidor”. Esta santidad exige justicia. Entonces, ¿cómo puede Dios perdonar los pecados? La respuesta a esta pregunta es el gran tema de la Biblia: Jesucristo, el Hijo de Dios, vino a ocupar el lugar del hombre culpable. La ira del Dios santo cayó sobre Jesús en la cruz. Ahora Dios puede ofrecer, con justicia, el perdón a los hombres. Todos los que creen en Jesús y lo aceptan como su Salvador son justificados ante Dios.
“Él (Jesucristo) es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos. De este dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre” (Hechos 10:42-43).