La Buena Semilla: Domingo 11 Octubre
Domingo
11
Octubre
En toda angustia de ellos él fue angustiado.
Isaías 63:9
Jesús… sanó a todos los enfermos; para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: Él mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.
Mateo 8:16-17
Las compasiones de Jesús

Regresaba de ver a mi médico, conocido por escuchar a sus pacientes y muy apreciado. Pero me sentía decepcionada. El dolor crónico me hacía muy difícil la vida. Ese médico me había atendido muchas veces y conocía tan bien mi «caso» que parecía ignorarme. Yo esperaba un poco más de empatía. Al salir pensé, algo amargada: «Él no es el que sufre».

Escuchando a sus pacientes, los médicos pueden ayudar y animar, pero su compasión es limitada. No pueden ponerse en la piel de cada paciente ni cargar con todas sus enfermedades.

Cuando Jesús estaba en la tierra, se acercaba a los que sufrían y sanaba a los enfermos. Pero se ponía en el lugar de todos, como lo afirma el versículo citado en el encabezamiento. Sanaba, se compadecía y comprendía realmente el sufrimiento de las personas.

Jesús nos comprende verdaderamente. La capacidad de simpatía del mejor de los hombres es limitada. Pero la perfecta sensibilidad de Jesús, sus sentimientos humanos y divinos, le hicieron capaz de compadecerse (esta palabra significa «sufrir con») de los que sufren.

Amigo cristiano que sufre, tal vez no haya encontrado a nadie que comprenda realmente su dolor, que comparta su pena. Pero puede estar seguro que en Jesucristo, nuestro Salvador, encontrará una verdadera simpatía. Háblele de su sufrimiento, pues solo él puede “compadecerse de nuestras debilidades” (Hebreos 4:15), ya que él mismo sufrió en su andar por esta tierra.