La Buena Semilla: Miércoles 19 Agosto
Miércoles
19
Agosto
(Jesús dijo:) Escudriñad las Escrituras… ellas son las que dan testimonio de mí; y no queréis venir a mí para que tengáis vida.
Juan 5:39-40
No quería entrar

En la parábola del hijo pródigo (Lucas 15:11-32) se menciona otro hijo: el “hijo mayor”. Este no había reclamado su parte de la herencia ni se había ido a gastarla en un país lejano, viviendo perdidamente, como su hermano menor. Se había quedado con su padre y le había servido durante muchos años.

Aparentemente su comportamiento era ejemplar… hasta que regresó su hermano. Entonces su amargura y su ira se manifestaron. Observemos que nunca dice mi “padre”, ni mi “hermano”. Había perdido la sensibilidad de estas relaciones familiares. Como su hermano, también necesitaba la gracia y el amor de su padre.

En la iglesia, tristemente estas actitudes también se manifiestan. ¿Se deben a una falta de amor, de cuidado fraternal, a las amarguras, los prejuicios, los resentimientos, la injusticia, que impedirían experimentar lo que se debe vivir en la casa del Padre?

Para ser liberados de nuestras cadenas, sean las del hermano menor o las del mayor, necesitamos creer en el amor de Dios por nosotros, creer que no merecemos nada, aunque pensemos que somos mejores que el otro.

Notemos cómo el Padre va al encuentro de cada uno de sus hijos y les expresa su amor para que entren en su casa, dejando fuera lo que no conviene a su presencia. Su casa es el lugar donde su amor se saborea, donde la mancha del pecado es quitada, donde la ira da lugar a la paz, donde las lágrimas de desesperación se convierten en lágrimas de gozo.

(fin)