La Buena Semilla: Miércoles 1 Julio
Miércoles
1
Julio
Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros.
Ezequiel 36:26
Echad de vosotros todas vuestras transgresiones con que habéis pecado, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo.
Ezequiel 18:31
Él me cambió

Cuando fue capturado, John dijo:

–¡Soy un buen tipo!

En la cárcel, para disfrutar de una torta y café, se unió a un grupo que leía la Biblia. Pronto se impresionó al ver que los reclusos cristianos eran felices, y empezó a llorar durante el primer cántico. Más tarde recibió una Biblia. La lectura del libro del profeta Ezequiel lo cambió; decía que era como si un rayo hubiera caído sobre él: “Apartándose el impío de su impiedad… haciendo según el derecho y la justicia… vivirá; no morirá” (Ezequiel 18:27-28). La Palabra de Dios cobró vida en él y le hizo comprender una cosa: «Yo no era un buen tipo… Era malvado y tenía que cambiar». Más tarde dijo al predicador: «Encontré a Jesucristo y él me cambió».

¿Puede una persona cambiar? ¿Puedo yo cambiar? Recuerdo que un colega me decía que una persona no puede cambiar. Es cierto, por nuestras propias fuerzas no podemos cambiar. Sin embargo, aceptar lo que somos ante Dios –transgresores, rebeldes–, y al mismo tiempo confiar en su gracia, producirá un cambio fundamental en nosotros. Es una transformación interior. Cuando creemos en el Señor Jesús, él nos da una nueva vida espiritual con nuevos motivos para vivir, un deseo de ser íntegros, justos, de hacer el bien, un nuevo amor por él y por nuestro prójimo. Así, recibimos un nuevo corazón y un nuevo espíritu viene a morar en nosotros para siempre. Jesús habita en nosotros, y nosotros en él.