La Buena Semilla: Domingo 26 Julio
Domingo
26
Julio
De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Juan 3:16
Dios nos ama a todos

Fijémonos en el orden de las palabras en la alabanza de Apocalipsis 1:5: “Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre”. Podríamos imaginar que Dios pudo salvarnos, y después amarnos. Pero el amor divino precede a su acción: nos amó y nos salvó. ¿Piensa usted que Dios solo nos ama si hacemos algo para ser amados, o si demostramos que lo amamos? No, él nos ama a todos, buenos o malos, sin necesidad de que hagamos nada.

A menudo la idea de que Dios no nos ama proviene de pensar, equivocadamente, que Dios solo nos ama cuando somos buenos. Esto no es lo que la Biblia enseña. Las faltas de nuestros hijos no cambian en nada el amor que les tenemos. Y esto es aún más cierto en el caso de Dios, quien nos creó. Si los seres humanos se han alejado de él, eso no significa que Dios no los ame. Dios aborrece el pecado, pero ama a sus criaturas. Si no diferenciamos entre el pecado y el pecador, es difícil entender esto. Dios aborrece el pecado, que daña y destruye nuestras vidas. Pero ama al pecador.

“Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8). Dios envió a su Hijo a morir por los pecados de todo el mundo. Usted pertenece al mundo, al grupo de personas a las que Dios amó tanto. Ese amor divino manifestado en la cruz es, pues, para usted. Dios salva a todo el que le cree.

“En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados” (1 Juan 4:10).