La apostasía cristiana es el abandono completo y público de la fe y la doctrina cristiana por parte de los que antes afirmaban conocer y creer las verdades bíblicas. Esta forma de decadencia, que apareció desde el comienzo del cristianismo, se ha desarrollado a lo largo de los siglos, y seguirá haciéndolo hasta alcanzar colectivamente su apogeo con la venida del anticristo, “el hombre de pecado… el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios” (2 Tesalonicenses 2:3-4).
La Biblia dice: “En los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe” (1 Timoteo 4:1). Finalmente despreciarán la verdad cristiana en su conjunto y rechazarán todo lo que es de Dios y de Jesús, el Hijo de Dios. La epístola de Judas presenta un cuadro estremecedor de la apostasía, describiendo el comportamiento de hombres deliberadamente opuestos a Dios en todos sus pensamientos, palabras y conducta.
Incluso hoy, la noción de pecado no significa nada para mucha gente. En muchos países supuestamente cristianizados, hechos que estaban prohibidos hace poco tiempo ahora son legalizados. La verdad se pervierte a tal punto de llamar bueno lo que Dios considera malo. Entonces llegará el momento en que lo bueno será llamado malo (Isaías 5:20).
Como cristianos, estemos atentos para no dejarnos arrastrar por la relajación reinante. Y, como fieles testigos de la Palabra de Dios, anunciemos a nuestros contemporáneos que Dios aún quiere que todos sean salvos y lleguen al conocimiento de la verdad (1 Timoteo 2:4).