Es imposible no hacernos preguntas cuando vemos o escuchamos noticias sobre la situación del mundo donde vivimos. Nos molesta ver todo el odio, las perversiones, las complicidades, los crímenes, el tráfico de dinero y de seres humanos… La Biblia nos muestra que los hombres se han alejado de Dios, despreciando sus derechos como Creador.
El hombre es pecador y busca satisfacer todas sus codicias: sexo, poder, dinero, etc. Cada uno se cree con derecho a hacer lo que le place. Lo que ayer se censuraba, hoy se tolera, se legaliza, se promueve. Nosotros, los cristianos, ¿cómo podemos vivir en un mundo así?
– Escuchando y obedeciendo lo que Dios nos dice en su Palabra. No se trata de seguir una lista de permisos o de prohibiciones, sino de tener comunión con una Persona, Jesús, nuestro Señor y Salvador, a quien deseamos agradar e imitar. Él dijo: “La luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas” (Juan 3:19).
“El que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12).
– Las enseñanzas de Dios no son arbitrarias. El Espíritu Santo nos ayuda a discernirlas, y nos muestra claramente las pautas que nos ha dado para que vivamos de una manera que le agrade.