La Buena Semilla: Lunes 23 Marzo
Lunes
23
Marzo
Guárdame, oh Señor, de manos del impío; líbrame de hombres injuriosos, que han pensado trastornar mis pasos.
Salmo 140:4
Has sido mi socorro, y así en la sombra de tus alas me regocijaré.
Salmo 63:7
La protección divina

Josué, hermano en una iglesia en África, había sido encarcelado y estaba a punto de ser ejecutado. Había predicado incansablemente el mensaje del amor y el perdón de Dios. Pero la policía secreta había informado al dictador del país de su actividad y se habían dado órdenes para que se le detuviera. Josué sabía que antes de ser ejecutados, los prisioneros eran torturados. Por ello suplicó al Señor:

–Tengo miedo, Señor, ayúdame. No tengo miedo de morir, sino de ser torturado y negarte. Por favor, que el primer golpe sea mortal.

De repente, una luz iluminó mi celda y oí una voz que me decía:

–No estás solo, estoy contigo.

Todos mis temores desaparecieron. Me puse de rodillas y alabé al Señor. Debía de estar cantando muy alto, porque la puerta de mi celda se abrió y dos policías me sacaron a rastras. Pensé que me había llegado la hora de morir, pero seguí hablando con el Señor. Cuando el oficial me vio, dijo a los policías:

–¿Habéis oído cómo canta? Este hombre está completamente loco. No tiene sentido matarle. ¡Echadlo fuera!

¡Un instante después, estaba en libertad!

Este cristiano tuvo la misma experiencia que muchos otros cristianos también tuvieron: “El Señor guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre” (Salmo 121:8). ¡Nuestro Dios no ha cambiado! ¡Él proporciona protección y ayuda a cada creyente!

“Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Romanos 8:31).