La Buena Semilla: Martes 17 Marzo
Martes
17
Marzo
Respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños.
Mateo 11:25
Un hombre torpe

Al final del libro de Proverbios de Salomón, hay un capítulo escrito por Agur. Comienza con una afirmación sorprendente: “Ciertamente más torpe soy yo que nadie, y no tengo la inteligencia de un ser humano. Pues no he aprendido la sabiduría, y no he alcanzado el conocimiento del Santísimo” (Proverbios 30:2-3, V. M.).

Agur tiene un agudo sentido de la grandeza de Dios, y declara su total incapacidad para conocerle. Este es precisamente el primer paso hacia la verdadera sabiduría y comprensión según Dios, como nos dice Salomón: “Si inclinares tu corazón a la prudencia… si como a la plata la buscares, y la escudriñares como a tesoros entonces entenderás el temor del Señor, y hallarás el conocimiento de Dios. Porque el Señor da la sabiduría” (Proverbios 2:2-6).

Agur no tiene pretensiones, desconfía de sí mismo y pide: “No me des pobreza ni riquezas… No sea que me sacie, y te niegue… O que siendo pobre, hurte, y blasfeme el nombre de mi Dios” (Proverbios 30:8-9). ¡Esto demuestra que teme a Dios y no desea deshonrarlo! “El temor del Señor es el principio de la sabiduría, y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia” (Proverbios 9:10).

Jesús también confirma que Dios oculta estas cosas (las cosas que conciernen a Dios) a los sabios e inteligentes, y se las revela a los niños. Esto no significa que debamos abandonar todo pensamiento crítico, sino que a Dios le gustaría que confiáramos plenamente en él, como un niño pequeño confía en sus padres, porque nos conoce mejor que nosotros mismos.