El cristiano canta su felicidad, y esta es la razón:

– Sabe que Jesús cargó con sus pecados en la cruz y fue juzgado por Dios. ¡Qué paz interior trae esto! “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Romanos 5:1). Sabe que está perdonado, el peso de sus faltas ya no pesa sobre él.

– Por haber creído en Jesús, el cristiano recibe una nueva naturaleza divina. “Aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios” (1 Juan 5:1). Esta naturaleza, animada por el Espíritu Santo, le da la fuerza para experimentar la verdadera libertad. Ya no es esclavo del pecado, sino que mediante la fe puede vencerlo. Su cuerpo es el templo de Dios y el Espíritu Santo habita en él (1 Corintios 3:16). ¡Tiene el privilegio de comportarse de una manera digna de Dios!

– El cristiano tiene vida eterna. “Vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios… tenéis vida eterna” (1 Juan 5:13). ¡Ya no teme a la muerte!

– El cristiano tiene un futuro y una esperanza: sabe dónde estará en la eternidad. Jesús dijo: “Os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo” (Juan 14:3).

Y tú, ¿también tienes esta alegría?