El Señor está cerca: Sábado 23 Mayo
Sábado
23
Mayo
Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol del que yo te mandé no comieses?
Génesis 3:9-11
Un cambio total: del miedo al “no temas”

Cuando el pecado entró en el mundo, también lo hizo el miedo. Un solo acto de desobediencia no solo trajo vergüenza a Adán y Eva, sino que levantó una barrera instantánea entre ellos y Dios. La voz de Dios, que antes les otorgaba grandes bendiciones, ahora despertaba temor en sus corazones.

Desde entonces, el miedo ha sido una presencia constante en nuestro mundo. En las relaciones humanas, el pecado genera temor porque nos aterra ser descubiertos. Ante Dios, el pecado nos impulsa a escondernos, pues no queremos ser expuestos a Su luz. Las últimas páginas de la Biblia revelan que la humanidad por sí misma nunca desarrollará un antídoto para este miedo: los cobardes e incrédulos tendrán su parte en el lago de fuego (véase Ap. 21:8).

Sin embargo, en medio de estas escenas de temor, Dios constantemente dice: “No temas”. No porque no haya razones para temer –¡Él verdaderamente es un fuego consumidor cuando se trata del pecado! –, sino porque su perfecto amor echa fuera el temor. Tal vez nos hemos acercado a él con las manos manchadas de pecado, temblando porque solo podíamos esperar misericordia. Pero ¡la salvación de Dios trasciende la misericordia! Por la muerte y resurrección de Jesús, todos los que se acercan a Dios por medio de él jamás serán rechazados. El perdón elimina la pena de nuestros pecados; la reconciliación nos acerca a Dios; la justificación nos atribuye su propia justicia; la santificación nos aparta como su pueblo especial. Simón Pedro cayó de rodillas ante Jesús y exclamó: “Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador” (Lc. 5:8). Pero ante esta confesión, el Salvador le respondió: “No temas”, y así comenzó una nueva relación de amor.

Stephen Campbell