El Señor está cerca: Jueves 19 Marzo
Jueves
19
Marzo
Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua.
Jeremías 2:13
Beber de la Fuente de aguas vivas

El Señor Jesús es la Fuente de aguas vivas. ¡Cuán fielmente había saciado la sed de su pueblo como la Roca espiritual que los seguía (véase 1 Co. 10:4)! Sin embargo, cuando Israel, el pueblo del pacto, lo abandonó para beber de las aguas de “Sihor, que está al oriente de Egipto” (Jos. 13:3) y de las aguas de Asiria, cometió dos graves males contra el Señor. Jeremías se lamentó: “¡Oh Jehová, esperanza de Israel!, todos los que te dejan serán avergonzados”, y el Señor respondió: “Los que se apartan de mí serán escritos en el polvo, porque dejaron a Jehová, manantial de aguas vivas” (Jer. 17:13). Aquellos que dejan al Señor por las cosas de este mundo –las aguas de Sihor– tendrán sus nombres escritos en la tierra, caerán bajo juicio y sufrirán la pérdida eterna.

En Juan 4, la Fuente de aguas vivas vino a este mundo en carne y hueso para ofrecer esta agua viva a una mujer samaritana, y a todos. Ella había bebido de las cisternas rotas del amor humano, pasando de una relación a otra, pero cada vez quedaba vacía, insatisfecha y sola. Jesús le dijo que esta agua viva no solo sería una fuente eterna de vida, sino también una fuente inagotable de satisfacción (véase Jn. 4:14). Como esta mujer, muchos han bebido de esta Fuente y han comprobado la veracidad de Sus palabras.

La historia de Israel es una advertencia constante para la cristiandad profesante de la actualidad. La religión vacía, el dinero, el materialismo y los placeres del pecado son solo cisternas rotas que jamás podrán saciar el alma.

En la actualidad, el Señor Jesús sigue extendiendo la misma invitación que hizo en el último día de la fiesta judía: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba” (Jn. 7:37). “El que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente” (Ap. 22:17).

Richard A. Barnett