El Señor está cerca: Viernes 20 Marzo
Viernes
20
Marzo
No te heredará este, sino un hijo tuyo será el que te heredará.
Génesis 15:4
De cierto volveré a ti… he aquí que Sara tu mujer tendrá un hijo.
Génesis 18:10
Cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley.
Gálatas 4:4
Isaac (1)
El hijo de la promesa

Cuando la humanidad cedió a la tentación de Satanás y cayó en el pecado, Dios la expulsó del Jardín del Edén. Sin embargo, antes de hacerlo, prometió que la Simiente de la mujer aplastaría la cabeza de la serpiente, aunque esta la heriría en el calcañar. Desde entonces, la humanidad ha anhelado a este Libertador prometido, sin saber con exactitud quién sería.

El Antiguo Testamento nos ofrece numerosas señales sobre cómo sería este Salvador. Sin embargo, cada prefiguración es solo un reflejo parcial de la realidad, pues ninguna figura o imagen puede captar la magnitud de la realidad.

Dios prometió a Abraham una Simiente que bendeciría a toda la tierra, tan numerosa como las estrellas del cielo y la arena del mar. Sin embargo, Abraham y Sara envejecieron sin tener hijos, mucho más allá de la edad de su fertilidad. Pero para Dios, esto no fue un obstáculo. Él es fiel a sus promesas. En su impaciencia, Abraham y Sara intentaron cumplir la promesa por medios humanos y tuvieron un hijo, Ismael, lo que trajo consecuencias y conflictos que aún afectan al mundo actual.

Tiempo después, Dios mismo visitó a Abraham y Sara, asegurándoles que tendrían un hijo dentro de un año. Y, tal como él lo prometió, nació Isaac, cuyo nombre significa risa. ¡Ciertamente Dios cumple su palabra!

Finalmente, cuando vino el cumplimiento del tiempo, aproximadamente cuatro mil años después de la promesa hecha en Edén, Dios envió a su Hijo unigénito al mundo para que fuese nuestro Redentor. ¡Cuánta gratitud debemos a Dios por Jesucristo, nuestro Salvador, y su obra en la cruz del Calvario!

Eugene P. Vedder, Jr.