La Buena Semilla: Viernes 25 Diciembre
Viernes
25
Diciembre
(Los magos) Vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra.
Mateo 2:11
Oro, incienso y mirra

Los magos vinieron “del oriente” y encontraron al niño Jesús en Belén, con su madre María. Se les había revelado que este niño estaba destinado a reinar. No habían venido a adorar a un príncipe, sino a un rey. Desde su nacimiento, Jesús fue “rey”; en un tiempo futuro, será “Rey de reyes y Señor de señores” (Apocalipsis 17:14; 19:16).

Cuando lo vieron, los magos se postraron y comprendieron que Jesús era mucho más que un rey: era Dios hecho hombre: “Emanuel”, Dios con nosotros (Mateo 1:23). Entonces le ofrecieron oro, incienso y mirra.

El oro evoca la gloria de Dios. El niño era digno de los honores debidos al rey divino.

El incienso debía ofrecerse exclusivamente a Dios (Éxodo 30:37-38). Así los magos ofrecieron a este niño un perfume que simbolizaba lo que Jesús sería para Dios en su vida, un hombre único en el que Dios tendría su complacencia (Isaías 42:1). Mediante sus muchas perfecciones, todas en armonía, Jesús sería un perfume excelente, “olor grato” para su Padre.

La mirra se utilizaba para embalsamar a los muertos. Es un símbolo del sufrimiento y de la muerte. Cuando Jesús iba a ser crucificado, le ofrecieron una bebida mezclada con mirra (Marcos 15:23; véase también Juan 19:39). Con este don, los magos anticiparon lo que Jesús experimentaría en la cruz, el amargo dolor de cargar con el pecado, con nuestros pecados, mientras soportaba el odio cruel de los hombres.

Como los reyes magos, ¡adorémoslo!