«¿Y si nuestra civilización colapsara? No dentro de varios siglos, sino durante nuestra vida… Cada vez son más los escritores, científicos e instituciones que predicen el fin de la civilización industrial… ¿Qué debemos pensar de estas sombrías predicciones? ¿Por qué se ha vuelto tan difícil evitar semejante escenario? Los que piensan que el ser humano puede crear una sociedad perfecta están fuera de la realidad. El horizonte de nuestra generación, el comienzo de su futuro, es el colapso. ¿Qué habrá después? Todo queda por pensar, por imaginar, por vivir» (según P. Servigne).
En la Biblia Dios dice que un día, efectivamente, todo se derrumbará: “De aquí a poco yo haré temblar los cielos y la tierra, el mar y la tierra seca; y haré temblar a todas las naciones” (Hageo 2:6-7). ¿Con qué fin? Dios tomará el control directo del mundo. Se lo confiará a Aquel a quien el mundo crucificó: su Hijo Jesucristo, ¡quien será proclamado Rey de reyes y Señor de señores!
Entonces, ¿qué debo hacer? Confesar mis pecados a Dios para librarme de ellos. Pedirle que tome el control de mi vida en un mundo que se aleja de Dios.
Jesús volverá pronto. Es una esperanza que nos anima a vivir para agradarle, mientras esperamos compartir con él su reino y su gloria.
“Nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia” (2 Pedro 3:13).