Hacia 1800, en Sérampore, en la India, al norte de Calcuta, algo empezó a cambiar. Personas de diversas religiones empezaron a convivir en armonía, a trabajar en el mismo proyecto y las escuelas se abrieron a niños de todas las clases sociales…
¿Qué pasó? Desde hacía varios años, William Carey, llegado de Inglaterra con un equipo misionero, trabajaba incansablemente por el Evangelio. Tras un comienzo aparentemente infructuoso, el carpintero Krishna Pal, de la casta de los artesanos, se bautizó en el río Hooghly. La hija de Krishna Pal se casó con un brahmán convertido a Cristo, lo que estaba prohibido fuera de su casta. Cuando Goluk, uno de los primeros bengalíes conversos, murió, cuatro cristianos llevaron el ataúd (dos misioneros, un brahmán y un musulmán converso). Pronto la misión contó con más de 300 miembros bautizados y 26 escuelas en lengua indígena con 10000 alumnos. Por último, Carey supervisó la traducción total o parcial de la Biblia a ¡34 lenguas!
En la actualidad, la India tiene una población de 1300 millones de habitantes. Tiene 24 lenguas oficiales, pero en realidad hay 1653 lenguas en total. La gente adora a miles de dioses… El Evangelio ha progresado desde la misión de W. Carey, pero la India sigue siendo un país en el que el cristianismo ha penetrado muy poco. Sin embargo, no nos cabe duda de que el Señor tiene allí innumerables creyentes. ¡Oremos por el Evangelio en la India!