El evangelista italiano Erino Dapozzo (1905-1974) trabajaba en un barco en condiciones peligrosas. Antes de comenzar su jornada, él y sus compañeros se encomendaban a la protección de su Dios. Pero una mañana, un joven se acercó y dijo de forma burlona:
–¿Quién habla de Dios? ¡Dios no existe!
Entonces abrió su camisa y mostró una única palabra tatuada en su pecho: NADA.
Un poco sorprendido, Dapozzo replicó:
–¡Mientes! En ese corazón que me muestras, y en el que crees que no hay nada, está en primer lugar el amor a tu madre, en segundo lugar el miedo a la muerte, en tercer lugar el conocimiento del bien y del mal. Estas tres cosas están en tu corazón, te guste o no. Pero el otro hombre respondió:
–Mentira, ¡no temo ni a Dios ni a la muerte!
Dapozzo concluyó:
–Llevas poco tiempo aquí… ¡Pronto tendremos la oportunidad de ver si no tienes miedo a la muerte!
Al día siguiente, nada más iniciar la maniobra, el Sr. Nada cayó al agua. Desde arriba, Dapozzo pudo verle forcejear y gritar porque no sabía nadar. Dapozzo se zambulló y, tras mucho esfuerzo, consiguió llevarlo a la orilla. ¡Había conseguirlo salvarlo! Dapozzo le dijo:
–¿No tienes miedo de la muerte?
–Sí, respondió enfadado. Y usted, ¿qué tiene en el corazón?
–¡Jesucristo! fue la respuesta inmediata.
Tras leer la Biblia, este joven, que tenía el corazón vacío se convirtió, y a partir de ahí Jesús habitó en su corazón.