Mis ojos se detuvieron en el anuncio publicitario de una sociedad de seguros: “Piense desde hoy en proteger su futuro; cuanto antes, mejor”.
Más importante aún que contratar un seguro, es lo que Dios me propone para mi futuro y el de mi familia. Si reconozco que camino hacia lo desconocido, sin una verdadera dirección moral, es urgente detenerme y consultar el único guía válido: la Biblia, la Palabra de Dios. Debo escuchar sus advertencias y tomarlas en serio. La Biblia me muestra que el camino ancho por el cual voy, quizá sin reflexionar, conduce a la perdición. Dios, quien conoce todo por anticipado, me advierte que estoy expuesto al juicio venidero: “Está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Hebreos 9:27). Aunque viva de forma honesta, debo reconocer que me falta mucho para responder a las exigencias de la santidad de Dios. Como todos los hombres, necesito ser perdonado porque soy culpable ante él. La Biblia me dice que ahora debo creer lo que Dios hizo para borrar mis pecados. “La gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres” (Tito 2:11). Dios dio a su Hijo para salvarme. Puedo creer firmemente lo que me dice: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo” (Hechos 16:31).
¿Por qué esperar para dar ese cambio de dirección en mi vida? Mañana podría ser demasiado tarde. ¡Sí, cuanto antes tome esa decisión, será mejor!
“Aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras” (Tito 2:13-14).
Ester 8 – Juan 18:1-18 – Salmo 119:113-120 – Proverbios 26:23-24