Jesús les dijo: ¿No erráis por esto, porque ignoráis las Escrituras, y el poder de Dios?
Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.
Para memorizar pasajes de la Biblia especialmente importantes, retengamos cuatro versículos cuyas referencias (capítulo y versículo) son 3 y 16:
Juan 3: 16: “De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. En el centro del mensaje del evangelio está el amor de Dios por todos los hombres, junto con el don de su Hijo unigénito, el Cristo, y la promesa de la vida eterna.
1 Timoteo 3: 16: “Dios fue manifestado en carne, justificado en el Espíritu, visto de los ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en gloria”. En el centro de la fe cristiana se halla este gran secreto ahora revelado: Dios vino a la tierra en forma de hombre, es decir, Cristo. Efectuó la redención y fue recibido en la gloria.
2 Timoteo 3: 16: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia”. En el centro de la fe también está la Biblia, la Palabra de Dios. Como fue inspirada por Dios, tiene poder para actuar en todo el que la recibe (1 Tesalonicenses 2:13).
1 Juan 3: 16: “En esto hemos conocido el amor, en que él (Jesús) puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos”. En el centro de la vida del cristiano está el conocimiento del amor de Cristo; pero también existe, y debería existir, el amor de los creyentes entre ellos: Cristo los llama sus hermanos, ellos forman la familia de Dios.