Sé vivir humildemente… estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece… estoy lleno.
– El ejemplo (Hechos 24:27): El apóstol Pablo había escrito a los creyentes de Roma: “Sé que cuando vaya a vosotros, llegaré con abundancia de la bendición… de Cristo” (Romanos 15:29). Sin duda pensaba visitar a esos cristianos estando libre, pero fue detenido en Jerusalén. Fue de cárcel en cárcel hasta llegar como prisionero a Roma.
¡Qué prueba para Pablo! Él, que viajaba por todas partes anunciando el Evangelio, estaba privado de la libertad. Sin embargo, el Señor no se equivoca: el apóstol estaba prisionero en Roma, pero se hallaba verdaderamente en la plenitud de la bendición de Cristo. Allí escribió las cartas que formarían parte de la Biblia y serían leídas por millones de cristianos. Las escribió en la cárcel, experimentando los cuidados del Señor: “Estoy lleno”.
– La lección: A menudo la Biblia habla de las cárceles como de un lugar donde Dios actúa con poder a favor de los suyos que son perseguidos injustamente. Como lo hizo con Pablo, Dios ha empleado a muchos cristianos en la cárcel para servirle, sobre todo para trabajar en el estudio o la traducción de la Biblia. Pudieron tener experiencias inolvidables de la fidelidad del Señor y de la verdad del Evangelio.
Sea que estemos en la cárcel o en libertad, cada día nos ofrece la posibilidad de pensar en Dios y orar a él. Los días de espera y sufrimiento en la cárcel pueden hacernos encontrar al Señor… Muchos que iban por el camino de la perdición, encontraron así el camino de la liberación, de la verdadera liberación por medio de Jesús.