El Señor está cerca: Martes 24 Noviembre
Martes
24
Noviembre
Voz del que clama en el desierto: Preparen el camino del Señor, hagan derechas sus sendas.
Marcos 1:3 NBLA
El camino correcto (22)
Una senda derecha

Juan el Bautista fue el más grande de todos los profetas, porque Dios lo utilizó para presentar al Mesías a su pueblo. En el Evangelio según Marcos, donde el Señor Jesús es visto como el Siervo perfecto, era apropiado que su precursor también reflejara esa humildad. Juan ocupó este lugar, dando todo el honor al Señor (véase Jn. 1:19-34; 3:25-30).

El pueblo, en general, se había desviado. Había caminado por sendas torcidas de desobediencia, idolatría o tradicionalismo. Fue en ese contexto que Dios envió a Juan para preparar el camino del Mesías. Sin embargo, Israel no recibió al Mesías, pues no reconocieron su necesidad de arrepentimiento (véase Jn. 1:11). Aun así, un remanente respondería con fe: saldrían al desierto, reconocerían sus pecados y serían bautizados en señal de arrepentimiento, dispuestos a enderezar sus sendas delante del Señor.

La palabra «derecho» o «recto» es clave para entender el mensaje de Marcos. Es una llave para abrir el corazón del Evangelio que presenta al Siervo perfecto, quien siempre anduvo en una senda derecha. El camino de Jesús fue un camino de obediencia y consagración a la voluntad de Dios, sin desviarse ni adaptarse al pensamientos de los hombres. Marcos presenta al Señor Jesús como aquel siempre anduvo en el camino derecho; como Aquel que salva, sana, y restaura a las personas, para que estas puedan seguir la senda derecha como buenos siervos. Aun quienes fracasan pueden volver a servir, e incluso servir mejor. El mismo Marcos, por ejemplo, fue un siervo que al principio fracasó, pero luego fue restaurado y llegó a ser útil para el ministerio. Pablo también fue redimido para andar por el camino correcto, y como apóstol se convirtió en un ejemplo para todos los creyentes y siervos. Junto con sus colaboradores, él siguió un camino derecho, un “rumbo directo” (véase Hch. 16:11; 21:1).

El Señor Jesús anduvo siempre en una senda derecha, y nosotros somos llamados a seguirlo en esa misma senda.

Alfred E. Bouter