El Señor está cerca: Martes 10 Noviembre
Martes
10
Noviembre
El ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo.
Lucas 2:10
La expresión “No temáis” en el Evangelio según Lucas (3)

Dios estaba cumpliendo Su propósito. Juan el Bautista ya ocupaba su lugar, “para ir delante de la presencia del Señor” (Lc. 1:76, 80). Ahora, María y José, que vivían en Nazaret, debían trasladarse a Belén para que el Mesías naciera allí, tal como anunciaba la profecía (véase Miq. 5:2). Para ello, Dios utilizó los grandes planes del hombre más poderoso de aquel tiempo para cumplir su voluntad (véase vv. 1, 3-4).

Y sin demora, Dios compartió su gozo con los pastores: “Os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor” (v. 11). Ellos “velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño”, y como tales, eran los más adecuados para contemplar al verdadero “Pastor de Israel” (véase Gn. 49:24; Sal. 80:1; Mt. 2:6), quien acababa de venir al mundo como un Niño “envuelto en pañales, acostado en un pesebre” (v. 12).

¡Qué impacto debió causarles cuando, de pronto, las colinas de Judea se iluminaron con la “gloria del Señor” y resonaron con las alabanzas de “una multitud de las huestes celestiales” (vv. 9, 13)! Pero la señal que se les dio contrastaba intensamente con aquella escena gloriosa. ¿Por qué? Porque Aquel que había venido a salvarlos se hizo, por un poco de tiempo, inferior a los ángeles (véase He. 2:9). No en cuanto a su Persona –pues una hueste celestial se congregó para celebrar Su nacimiento–, sino en cuanto a la naturaleza que asumió, pues qué hay más frágil y dependiente que un niño recién nacido, necesitado de los cuidados de Su madre (véase v. 7).

No es de extrañar que el ángel dijera a los pastores: “No temáis”. Aquí estaba Dios mismo, poniéndose literalmente a nuestra disposición para poder salvarnos. Sí, la maravilla de la encarnación solo es superada por la maravilla de la cruz (véase Jn. 13:31-32).

Simon Attwood