El Señor está cerca: Lunes 16 Noviembre
Lunes
16
Noviembre
Epafras, nuestro consiervo amado, que es un fiel ministro de Cristo para vosotros.
Colosenses 1:7
Un siervo fiel

Epafras fue un fiel ministro de Cristo. Esta sencilla afirmación encierra una profunda y hermosa descripción del carácter cristiano. No era un hombre de renombre ni un viajero incansable; de hecho, su nombre solo aparece en tres versículos de las Escrituras. Sin embargo, ¿qué llevó al apóstol Pablo a hablar de él con tanto aprecio?

En primer lugar, Pablo les dice a los colosenses que Epafras era un fiel ministro de Cristo en favor de ellos. El servicio cristiano siempre tiene un objetivo claro: las personas. Epafras sentía una profunda carga espiritual por los creyentes de Colosas, Laodicea e Hierápolis, tres ciudades situadas a pocos kilómetros entre sí (véase Col. 4:13). Su campo de acción no era extenso, pero tenía claro dónde y con quiénes el Señor quería usarlo.

En segundo lugar, Epafras se sentía ligado a Colosas porque era su ciudad natal (véase Col. 4:12). Su amor por familiares, amigos y vecinos lo impulsó a predicarles el evangelio. Aunque Pablo nunca había visitado Colosas (véase Col. 2:1), fue Epafras quien llevó allí el mensaje de la gracia de Dios (véase vv. 6-7). A menudo evitamos hablar de Cristo a quienes nos conocen por temor a incomodar esas relaciones. Sin embargo, es precisamente ahí donde comienza nuestra responsabilidad. Para Epafras debió de ser una gran alegría ver a sus amigos y paisanos conocer al Señor.

En tercer lugar, Epafras animó a los nuevos cristianos en su fe. Cuando visitó a Pablo en prisión, habló con él del “amor en el Espíritu” que caracterizaba a los colosenses (v. 8). Además, oraba con fervor y constancia por su crecimiento espiritual, deseando que llegaran a ser “firmes, perfectos y completos en todo lo que Dios quiere” (Col. 4:12). Fue considerado compañero de prisión de Pablo (véase Flm. 1:23), pero eso no lo avergonzó para enviar saludos a través de las cartas de Pablo a los creyentes en Colosas y a Filemón.

Un día, el Señor Jesús evaluará nuestro servicio. Su deseo es poder decirnos: “Bien, buen siervo y fiel”. Epafras nos muestra un camino para llevar a cabo tal tipo de servicio.

Stephen Campbell