El Señor está cerca: Sábado 31 Octubre
Sábado
31
Octubre
Ciertamente volverán los redimidos de Jehová; volverán a Sion cantando, y gozo perpetuo habrá sobre sus cabezas; tendrán gozo y alegría, y el dolor y el gemido huirán.
Isaías 51:11
La futura bendición de Israel

Aunque estas palabras se escribieron hace muchos siglos, su cumplimiento aún es futuro. El Antiguo Testamento, escrito desde una perspectiva judía, enfatiza una y otra vez la bendición final que recibirá la nación de Israel. A pesar de sus fracasos, desobediencia y rebelión, Dios no ha desechado a su pueblo. Muchos –incluso entre los cristianos– han supuesto que ya no hay restauración para Israel. Sin embargo, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento dan testimonio de la asombrosa misericordia de Dios, quien ha soportado con paciencia a esta nación culpable –aún en el presente– y quien les ha prometido restauración y bendición futuras.

Durante la presente dispensación de gracia –desde la cruz hasta el arrebatamiento de la Iglesia–, todo creyente en el Señor Jesús es rescatado de la culpabilidad de sus pecados. Israel, en cambio, no ha experimentado esta redención como nación durante estos siglos. Pero tras el arrebatamiento de la Iglesia, Dios comenzará una profunda obra de gracia en el pueblo judío, y muchos de ellos llegarán a ser conocidos como “los redimidos de Jehová”.

¡Qué cambio glorioso será para ellos! Aunque han estado dispersos por todo el mundo, regresarán. Volverán a Dios y reconocerán que él se ha revelado plenamente en Jesucristo. Entonces acudirán con gozo a Sion –es decir, Jerusalén– que es el centro terrenal de los tratos de Dios para con la humanidad. Ellos vendrán con gozo perpetuo sobre sus cabezas. Las bendiciones que alguna vez fueron pasajeras serán ahora permanentes. La tristeza y el suspiro, que durante tanto tiempo marcaron su historia, desaparecerán para siempre.

Nosotros, quienes ya estaremos con el Señor Jesús en aquel tiempo, seremos testigos de esta gran transformación y nos regocijaremos con ellos. Estaremos agradecidos de ver muchas almas nacidas de nuevo adorando a Cristo y siendo colmadas de bendiciones en la tierra.

L. M. Grant