El Señor está cerca: Miércoles 21 Octubre
Miércoles
21
Octubre
Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan.
Lucas 1:13
La expresión “No temáis” en el Evangelio según Lucas (1)

Zacarías y Elisabet eran “justos delante de Dios, y andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor” (v. 6). Eran precisamente el tipo de personas a las que se refería el profeta Malaquías al final del Antiguo Testamento: “Entonces los que temían a Jehová hablaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Jehová, y para los que piensan en su nombre” (Mal. 3:16).

Ese día no parecía estar más cerca cuatrocientos años después de esa profecía. El trono de David seguía usurpado: Herodes, un idumeo, reinaba como “rey de Judea” (v. 5). A nivel personal, los fieles tenían sus propias decepciones: Zacarías y Elisabet “no tenían hijo… y ambos eran ya de edad avanzada” (v. 7). El camino de la fe nunca es fácil, porque vivimos en un mundo marcado por el pecado. Dios quiere que sintamos nuestra debilidad para que dependamos más profundamente de él.

Es probable que Elisabet hubiera aprendido a dejar en las manos del Señor su anhelo no cumplido, pero Zacarías todavía oraba por un hijo (v. 13). Qué significativo, entonces, que la respuesta divina llegara precisamente cuando le correspondía a Zacarías oficiar “a la hora del incienso” (v. 10). Fue el momento señalado por Dios. Él se movía con paciente gracia hasta que llegara el “cumplimiento del tiempo” para enviar “a su Hijo” (Gá. 4:4).

En los tratos de Dios con Israel, los ángeles desempeñaban un papel importante (véase Hch. 7:53; Gá. 3:19; He. 2:2). Sin embargo, Zacarías se sorprendió al encontrarse con uno en el templo. Por eso, el saludo de Gabriel, tan propio del evangelio de Lucas, fue tan necesario y consolador: “No temas”. Fue un estímulo maravilloso, que lo animaba a creer en la promesa de que su esposa daría a luz al precursor del Mesías. ¡Aprendamos nosotros también a confiar en Dios!

Simon Attwood