El Señor está cerca: Viernes 9 Octubre
Viernes
9
Octubre
Mi yugo es fácil, y ligera mi carga.
Mateo 11:30
La libertad del servicio

El creyente sirve a Dios porque es su hijo; y el servicio del Señor es perfecta libertad. El yugo del Señor es fácil, y su carga, ligera. El cristiano sirve a Dios como pecador redimido y como hijo adoptivo, impulsado por el amor de Cristo. No trabaja para alcanzar la libertad, sino porque ya la posee; no busca la vida, sino que actúa a partir de la vida que ha recibido. Este es un servicio feliz, que fluye de un corazón alegre, y es realizado por un espíritu dispuesto, y muchas veces acompañado de recompensas presentes. No hay preocupaciones ni cargas relacionadas con tal servicio: apunta únicamente a un objeto glorioso, a saber, exaltar a Aquel que nos rescató con su propia sangre. Sabemos que su sangre ha purificado nuestras conciencias de las obras muertas para servir al Dios vivo, mientras esperamos de los cielos a su Hijo.

Pero hay aún más. Tenemos libertad para confiar en él en todo momento, para echar sobre él todas nuestras preocupaciones, para regocijarnos en el Señor siempre y para orar sin cesar. Por la fe, podemos sentarnos a los pies traspasados del Salvador, buscar allí instrucción y oír su Palabra con la bendita conciencia de que esos pies nos hablan de una expiación consumada y de un alma liberada. Podemos apoyarnos en su brazo mientras cruzamos el desierto, recordando con gozo que ese brazo fue voluntariamente extendido en la cruz del Calvario, atado al madero maldito para hacernos eternamente libres. Podemos reposar nuestros corazones cansados sobre su pecho herido, en la dulce seguridad de que de su costado fluyeron sangre y agua –el bendito y seguro testimonio de la libertad con la que Cristo nos ha hecho libres, y del perfecto amor y favor de nuestro inmutable Dios.

No todos los creyentes disfrutan de esta libertad en sus almas, pero sigue siendo el privilegio de todos los que creen en el Señor Jesús para salvación. Porque esta libertad no depende de lo que sentimos, sino de lo que ya se ha cumplido: es la libertad con la que Cristo nos ha hecho libres.

H. H. Snell