El Señor está cerca: Viernes 25 Septiembre
Viernes
25
Septiembre
Pero al ver el fuerte viento, [Pedro] tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él.
Mateo 14:30-31
Pedro y su Señor (3)
Caminando sobre las aguas (C)

Pedro había salido de la pequeña barca de pesca y se había adentrado en las agitadas olas, dejando a sus compañeros en los confines seguros de la embarcación. Es posible que lo miraran atónitos: a menudo ocurre que nuestros pasos de fe no son apreciados ni comprendidos, ni siquiera por los más cercanos. En ocasiones, Pedro podía ser impulsivo en sus acciones, pero no cabe duda de que aquí actuaba con fe. Más adelante lo veremos zambullirse en el agua y correr con ímpetu hacia una tumba vacía (véase Jn 21:7; 20:6). Tenía, sin duda, una disposición ardiente y enérgica, pero también tenía fe en el Señor Jesús.

Pedro caminó hacia el Señor, pero “al ver el fuerte viento, tuvo miedo”, y comenzando a hundirse, gritó: “¡Señor, sálvame!” Hay aquí una lección profunda si consideramos que es tan imposible caminar sobre aguas en calma como sobre aguas agitadas.

J. N. Darby comentó al respecto: «Quien se hunde en las aguas lo hace tanto en la calma como en la tempestad, y quien puede caminar sobre ellas lo hará tanto en la tempestad como en la calma». Alguien dijo en una ocasión: «Es difícil caminar como cristiano»; a lo que otro contestó: «No es difícil, es imposible». No podemos avanzar por la senda de la fe a menos que nuestros ojos estén puestos en Jesús. Sea que el camino sea tranquilo o tormentoso, silencioso o ruidoso, nuestros ojos deben estar fijos en él.

Pero, ¡bendito sea su Nombre!, si tropezamos y comenzamos a hundirnos, él extenderá de inmediato su mano y nos rescatará. Pedro clamó al Señor, y fue sacado del mar y puesto a salvo. Entonces vino una suave pero firme reprensión: “Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?” Su fe fue “poca” y vaciló, pero Cristo sigue siendo siempre el Salvador de gracia.

Brian Reynolds