El Señor está cerca: Jueves 10 Septiembre
Jueves
10
Septiembre
¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!
Romanos 11:33
Las riquezas de la sabiduría y el conocimiento de Dios

Nadie puede medir la profundidad inconmensurable de la sabiduría y el conocimiento de Dios. Él creó el mundo, como escribió Jeremías: “Él es el que hizo la tierra con su poder, el que afirmó el mundo con su sabiduría, y extendió los cielos con su inteligencia” (Jer. 51:15). No es de extrañar que cuando surgió el universo, “todas las estrellas del alba” alababan, “y se regocijaban todos los hijos de Dios” (Job 38:7).

Del mismo modo, el apóstol Pablo estalla en una maravillosa doxología de alabanza al contemplar el vasto panorama de la sabiduría divina en la formación de una nueva creación, en la que Cristo es el “Primogénito entre muchos hermanos” (Ro. 8:29). En la Epístola a los Romanos, guiado por el Espíritu Santo, Pablo nos revela cómo Dios pudo tratar con el asunto del pecado, satisfacer las demandas de la Ley, declarar justo al pecador y, al mismo tiempo, permanecer santo y justo.

En Romanos 1 al 3:20, se describe la ruina total del hombre: culpable, corrompido y bajo la ira de Dios. A partir de 3:21 hasta el final del capítulo, se presenta el remedio divino: la justicia sobre la base de la obra redentora de Cristo Jesús. El pecador que cree es justificado gratuitamente por gracia. El capítulo 4 ilustra esta verdad con los ejemplos de Abraham y David, quienes fueron justificados por la fe, no por obras. Romanos 5 expone los gloriosos resultados de esta justificación. Romanos 6 nos llama a vivir en obediencia y santidad. El capítulo 7 describe el conflicto interno del creyente entre la carne y el Espíritu. En el capítulo 8, Pablo declara con gozo: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús” (Ro. 8:1).

Finalmente, los capítulos 9 al 11 revelan cómo Dios cumplirá fielmente sus promesas a Israel, mostrándonos que sus juicios son insondables y sus caminos, inescrutables.

Richard A. Barnett