El Señor está cerca: Miércoles 24 Junio
Miércoles
24
Junio
Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo.
1 Juan 4:4
¡Somos de Dios!

Cuanto más conozco a Dios, más reflejo su carácter. Cuanto más lo contemplo, más me parezco a él. Si Cristo está constantemente ante mí, entonces no me centraré en mí mismo, sino en él. Mi vida será una expresión de lo que él es; mis pensamientos estarán ocupados en su Persona y no en mis propias actividades. Al fijar mi mirada en Cristo, seré transformado –aunque débilmente– a su imagen, reflejando algo de su santidad, humildad y amor. En Cristo encuentro todo lo que la nueva naturaleza puede anhelar. En él hallo gozo, belleza, perfección. Al contemplarlo, soy transformado a su imagen.

¡Qué gozo interminable saber que el Hijo de Dios ha venido! Aunque Satanás continúa obrando, hay una verdad que lo resuelve todo: “Vosotros sois de Dios” (1 Jn. 4:4). Ya no vivimos según la vieja naturaleza heredada de Adán, sino en el poder de la nueva naturaleza que nos ha sido dada por Dios.

¡Qué maravilla ser hechos partícipes de la naturaleza divina, colocados por gracia en una posición más elevada que los ángeles! Esta es una verdad sumamente bendita: “Vosotros sois de Dios”, de Aquel cuya naturaleza es divina, y esa naturaleza no puede estar en nosotros si no es porque él mismo nos la ha dado, habiendo sido lavados de nuestros pecados por la sangre preciosa de Cristo.

Dios nos ha bautizado desde lo alto con el Espíritu Santo y nos ha sellado con el Espíritu de la promesa, quien es la garantía de lo que ha de venir (véase 2 Co. 5:5). Nos ha dado un poder que está por sobre el poder de Satanás: “Mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo”.

¡Somos de Dios! Somos traídos a Dios; nacidos de Dios; descansamos en Dios. Gracias a esta nueva naturaleza podemos aprender a conocer verdaderamente a Dios, pues tenemos la naturaleza que proviene de él, así como solo quien comparte la naturaleza humana puede comprender verdaderamente lo que es el hombre.

J. N. Darby