El Señor está cerca: Martes 2 Junio
Martes
2
Junio
Seré semejante al Altísimo.
Isaías 14:14
Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor.
Ezequiel 28:17
Evitemos el primer pecado

El primer pecado que irrumpió en el universo fue el orgullo. Lucifer, el guardián del trono de Dios, se enalteció en su corazón y quiso ser como Dios. De esta forma, la desobediencia, caracterizada por la negativa a escuchar, entró en el universo creado por el intento de Satanás de ocupar el trono de Dios.

Las Escrituras no sugieren posibilidad alguna de salvación para Satanás ni para los ángeles que se unieron a su rebelión. Quizás esto se deba a que conocían a Dios en su plenitud y no fueron seducidos por un tentador externo, como ocurrió con la caída del hombre. Sea cual fuere la razón, la desobediencia fue la raíz de la caída de Satanás y la causa de que su destino final sea el lago de fuego. Su sabiduría se corrompió por una falsa percepción de sí mismo, lo que explicaría su persistente lucha contra Dios, aun cuando su derrota es segura. ¡Cuán semejante es esta condición a la del hombre, a quien este rebelde sigue engañando!

El orgullo sigue siendo la principal estrategia de Satanás contra la humanidad. No debemos confundir su obra con los impulsos de nuestra naturaleza carnal. Satanás desea que los hombres sean religiosos y busquen acercarse a Dios por sus propios méritos. El pecador quebrantado que ha tocado fondo suele ser más receptivo al evangelio que aquel que se jacta de su religiosidad.

Sin embargo, no culpemos a Satanás de los deseos carnales que arrastran a los hombres a pecados graves como la inmoralidad sexual. Su influencia opera principalmente en el ámbito del orgullo humano, y ¿dónde se manifiesta más claramente que en la religión y el humanismo?

Que cada uno de nosotros reconozca el orgullo en su vida y busque liberarse de él mediante el poder del Espíritu Santo y el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo.

S. J. Hulshizer