El Señor está cerca: Domingo 21 Junio
Domingo
21
Junio
He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, como en el rollo del libro está escrito de mí.
Hebreos 10:7
Un sacrificio voluntario

¡Qué conmovedor es el relato de Abraham ofreciendo a su único y amado hijo, Isaac, en obediencia al mandato de Dios! Nos asombra su pronta disposición: se levantó muy de mañana, preparó todo lo necesario y emprendió el camino hacia el lugar señalado. Admiramos su fe al asegurarle a Isaac que Dios proveería, la confianza mutua entre padre e hijo, la sumisión de Isaac al ser atado para el sacrificio, y la firme convicción de Abraham al levantar el cuchillo, creyendo que Dios podía resucitar a su hijo de entre los muertos. Con gratitud, leemos cómo Dios proveyó un sustituto para Isaac (véase Gn. 22).

Al meditar en esta historia, vemos un cuadro precioso con numerosos detalles que apuntan al sacrificio de nuestro Señor Jesucristo. Sin embargo, solo es una sombra tenue de aquella gloriosa realidad. Abraham obedeció un mandato; pero no hubo un mandato que obligara a Dios Padre a entregar a su Hijo. El deseo de redimirnos estaba en su corazón. No hubo sustituto para el Señor Jesús, y tanto el Padre como el Hijo lo sabían desde la eternidad. Mientras que Isaac ignoraba el propósito del viaje, el Señor Jesús, en cambio, sabía desde la eternidad que su camino conducía a la cruz, y aun así vino, voluntariamente.

Isaac iba a morir tempranamente, mientras que el Señor vivió toda su vida bajo la sombra del Calvario: rechazado por los hombres, traicionado por un amigo, abandonado por sus discípulos y, finalmente, desamparado por Dios mismo. Conociendo todo esto, no retrocedió, sino que siguió adelante con determinación, deseando en todo hacer la voluntad del Padre, incluso si esto significaba la muerte, y muerte de cruz.

Sí, la historia de Abraham e Isaac es maravillosa, pero palidece ante el supremo sacrificio ofrecido en el Gólgota. ¡Que el amor incomparable del Padre, la obediencia perfecta del Hijo y la gracia del Calvario nos llenen de asombro cada vez más!

Albert Blok