El Señor está cerca: Martes 23 Junio
Martes
23
Junio
Así que, lejos sea de mí que peque yo contra Jehová cesando de rogar por vosotros; antes os instruiré en el camino bueno y recto.
1 Samuel 12:23
El camino correcto (12)
El camino de Dios es bueno y recto

Samuel fue el primer profeta en la historia de Israel que logró que el pueblo volviera al Señor, tal como lo confirmó Pedro mucho tiempo después (véase Hch. 3:24). Bajo su ministerio, Dios obró un poderoso avivamiento, descrito en 1 Samuel 7. Sin embargo, poco después, el pueblo se acercó a Samuel con una petición: querían un rey. ¿Por qué? Porque los amonitas los amenazaban. Pero no querían un rey conforme al corazón de Dios, sino uno como las naciones. Dios, en su soberanía, les concedería un rey a Su tiempo, pero no conforme a los pensamientos del hombre. Este sigue siendo un problema en la actualidad, pues muchas veces queremos resolver los problemas según nuestras propias ideas, sin preguntarnos: «Señor, ¿qué quieres que yo haga?»

Samuel no solo fue profeta, sino también maestro del camino bueno y recto. No importa cuál sea la situación –necesidad, desafío o fracaso–, Dios siempre tiene un camino. Ese camino es bueno, porque él es bueno; y es recto, porque él quiere que hagamos lo que es recto a sus ojos (véase Éx. 15:26) en lugar de seguir nuestros propios pensamientos. La palabra “recto” también puede traducirse como justo o correcto.

El profeta era un vidente, es decir, veía las cosas como Dios las ve (véase 1 S. 9:9). Era también portavoz de Dios: comunicaba sus pensamientos al pueblo. A veces eso implicaba anunciar cosas futuras –próximas o lejanas–, pero siempre presentando cuál era el pensamiento de Dios acerca de estas cosas. En este sentido fue que Samuel se convirtió en maestro, como lo fue más tarde Esdras después del cautiverio babilónico, enseñando al pueblo la Palabra de Dios. Por supuesto, el Maestro supremo es el Señor Jesús. Aunque fue rechazado durante su ministerio terrenal (y lo sigue siendo), sus enseñanzas continúan siendo vigentes. Él sigue obrando desde el cielo, como lo vemos en el llamado y la comisión de Saulo de Tarso.

Alfred E. Bouter