El Señor está cerca: Lunes 22 Junio
Lunes
22
Junio
Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.
Juan 15:7
La Vid verdadera (12)

El pámpano depende completamente de la vid: ¡necesita un flujo constante de savia para mantenerse sano, fuerte y fructífero! Lo mismo ocurre en la vida cristiana: si deseamos tener una vida espiritual saludable, debemos vivir en continua dependencia del Señor Jesucristo. ¿Cómo lograrlo? El Señor nos da dos condiciones claras.

La primera es: “Si permanecéis en mí”. Esto implica una permanencia constante y consistente, lo que se refleja en comunicación, dependencia e intimidad diaria con el Señor. Esta es la única forma de mantener un flujo constante con la Vid. En la vida del creyente, cuando el Espíritu Santo es contristado por el pecado o apagado por la carne, la obra del Señor en nosotros –que busca que demos fruto– se ve obstaculizada.

La segunda condición que el Señor establece para tener canales de oración abiertos es: “Y mis palabras permanecen en vosotros”. Esto subraya la importancia de estar arraigados en la Palabra y permitir que ella habite abundantemente en nosotros. ¡Que sus palabras permanezcan en nosotros significa que somos gobernados por la Palabra de Dios! El cristiano que permanece en Cristo vive bajo el gobierno de su Palabra. No pedirá nada que se oponga a la voluntad de Dios, porque su anhelo es estar alineado con Su corazón. El salmista lo expresó así: “Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón” (Sal. 37:4). Cuando nos deleitamos en el Señor, él siembra en nosotros los deseos correctos, y luego, en su fidelidad, él los concede.

A veces nos preguntamos por qué nuestras oraciones no son respondidas. En algunos casos, lo son, pero simplemente no nos agrada la respuesta. En este pasaje, como hemos considerado, se nos recuerdan dos condiciones para una vida de oración fructífera. Si no cultivamos una comunión estrecha con el Señor y no buscamos su voluntad en su Palabra, entonces no estamos cumpliendo estas condiciones. Que el Señor nos ayude a cultivar ambos aspectos cada día, para que no solo nuestras vidas, sino también nuestras oraciones, lleven fruto para su gloria.

Tim Hadley, Sr.