El Señor está cerca: Jueves 30 Abril
Jueves
30
Abril
Habló Samuel a toda la casa de Israel, diciendo: Si de todo vuestro corazón os volvéis a Jehová, quitad los dioses ajenos y a Astarot de entre vosotros, y preparad vuestro corazón a Jehová, y solo a él servid, y os librará de la mano de los filisteos.
1 Samuel 7:3
El camino hacia la restauración (1)

La historia de la nación de Israel, al igual que la de muchos cristianos, está marcada por caídas y levantamientos, derrotas seguidas de victorias, y períodos de alejamiento de Dios seguidos de restauración. Estudiar la historia del Antiguo Testamento nos brinda valiosas lecciones.

En Josué 24:31 aprendemos que Israel sirvió al Señor durante los días de Josué y los ancianos que le sobrevivieron. Sin embargo, después hicieron lo malo ante los ojos del Señor, lo abandonaron y siguieron a otros dioses (véase Jue. 2:11-12). Como consecuencia, sufrieron a manos de sus enemigos. Pero cuando se arrepintieron, Dios les envió un libertador. En 1 Samuel 7:2, se lamentaron ante el Señor, y fue entonces cuando Samuel les reveló el camino hacia la restauración. Podemos destacar dos cosas:

1. Era necesario un verdadero dolor por el pecado; un arrepentimiento sincero y profundo, un intenso anhelo de que su comunión con el Señor su Dios fuese restaurada; una auténtica hambre y sed de justicia. Samuel estableció esto como primera condición: “Si de todo vuestro corazón os volvéis a Jehová”. No bastaban los remordimientos superficiales ni las decisiones a medias. El Señor no nos obliga a arrepentirnos, pero desea un arrepentimiento genuino.

2. No se puede adorar al santo Señor Dios y a otros dioses. El Señor Jesucristo dijo que no se puede servir a Dios y al dinero (véase Mt. 6:24). Existen numerosos dioses falsos; demasiados para enumerarlos todos. Entre ellos están la avaricia, el orgullo, el rencor, la mundanalidad, la ociosidad, las pasiones carnales y el egoísmo. Todos estos deben ser abandonados para emprender el camino de la restauración. De lo contrario, la recuperación será superficial y efímera.

Examinémonos ante el Señor si realmente anhelamos una verdadera restauración.

A. M. Behnam