El Señor está cerca: Lunes 13 Abril
Lunes
13
Abril
No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación.
Filipenses 4:11
Aprender a contentarse

¿No es alentador saber que incluso Pablo, el gran apóstol, tuvo que aprender a contentarse? No era algo que surgía en él de forma natural. Cuando escribió esta epístola, no lo hizo desde la autoridad de un apóstol, sino con la humildad de un siervo junto a Timoteo. La vida cristiana que él describió y practicó está al alcance de todo creyente, pues todos somos siervos de Jesucristo.

Pablo no se presenta así mismo como un «super-cristiano», sino que demuestra, con su ejemplo, que es posible vivir una vida alegre y victoriosa, pues contamos con los mismos recursos que él tuvo. Desde su encarcelamiento, él nos enseña que sus prisiones eran por causa de Cristo (véase Fil. 1:13) y que no era prisionero de los hombres, sino que el Señor mismo era su carcelero (véase Ef. 3:1; 4:1). Lo esencial es que había aprendido a contentarse, introduciendo al Señor en todas sus circunstancias.

Hubo otros que hicieron lo mismo antes que él. Por ejemplo, José: “Para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros” (Gn. 45:5); y David: “Conforme a tu fidelidad me afligiste” (Sal. 119:75). Al igual que Pablo, ellos también sufrieron mucho, pero entendieron que sus sufrimientos provenían de parte de Dios. Cuando respondemos de esta manera, alejamos la insatisfacción, la inquietud y la ansiedad que solemos experimentar en las dificultades.

Muchos de nosotros tenemos más de lo que merecemos y, sin embargo, nos volvemos descontentos y anhelamos más, engañándonos al pensar que la hierba es más verde en el jardín del vecino. Dios dio a Adán y a Eva todo lo necesario, pero, incitados por la serpiente, se volvieron descontentos y codiciaron más. Perdieron todo lo que Dios les había dado.

«Señor, ayúdanos a estar contentos en cualquier situación en que nos encontremos. Amén».

Richard A. Barnett