La expresión “cree solamente” debe ser una de las más consoladoras que Jesús pronunció. Contiene la esencia y el núcleo de toda la verdad salvífica.
Querido lector, ¿se levanta ante usted el recuerdo de sus pecados, pasados y presentes, como un terrible recordatorio, tentándolo a caer en la desesperanza? No tema. Solamente crea en que él murió por usted, vive por usted e intercede por usted. ¿Está abatido por pruebas difíciles? ¿Se han marchitado sus planes más anhelados? ¿Han caído sobre usted olas tras olas de problemas? ¿Siente que el Señor se ha olvidado de ser misericordioso? La respuesta del Señor es sencilla: “Cree solamente”. Crea que hay un propósito profundo en la prueba, tal vez una lección llena de gracia que necesita aprender. Crea también que los momentos difíciles vienen con amor, que su alma será fortalecida y que Dios será glorificado.
¿Está inquieto ante la perspectiva de la muerte? Crea que, cuando llegue el momento, recibirá la gracia necesaria. Crea que un brazo sustentador estará debajo de usted, alcanzando más allá de la ola más oscura que pueda venir, y que, antes de darse cuenta, la oscuridad habrá pasado. Crea que, entonces, todo será diferente: “Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara” (1 Co. 13:12).
Sí, nuestro Señor Jesús no ofreció un remedio más elevado para el pecado, la pena y el sufrimiento que el que dio a sus discípulos: “No se turbe vuestro corazón… creed… en mí” (Jn. 14:1). ¡Simplemente crea!