El Señor está cerca: Miércoles 15 Abril
Miércoles
15
Abril
Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará.
Juan 15:2
La Vid verdadera (3)

El pámpano (la rama) comparte la misma naturaleza que la vid. Veamos la aplicación de esto a la vida cristiana.

En primer lugar, vemos una consagración absoluta. El pámpano existe por un único propósito: dar fruto. De igual manera, el discípulo de Cristo tiene un propósito fundamental: producir fruto que glorifique a Dios. Como pámpano en Cristo, Pablo pudo decir: “Para mí el vivir es Cristo” (Fil. 1:21).

La segunda lección la vemos en el hecho de que el pámpano se asemeja a la vid en todo, compartiendo su naturaleza y vida, en busca del mismo propósito. Aunque este es un proceso gradual, es una realidad esencial en la vida cristiana. Pablo nos recuerda que estamos siendo conformados a la imagen del Hijo de Dios (véase Ro. 8:29).

En tercer lugar, aprendemos sobre la dependencia total. El pámpano recibe su vida y fuerza de la savia que fluye desde la vid. Sin la vid, el sarmiento no es nada ni puede hacer nada. De igual modo, debemos reconocer que sin Cristo no tenemos vida ni podemos producir nada para la gloria de Dios. Sin embargo, en Cristo podemos decir con confianza: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Fil. 4:13).

Por último, aprendemos acerca de la confianza inquebrantable. El pámpano vive sin preocupaciones porque la vid le provee todo lo necesario. Simplemente se entrega y recibe lo que la vid le da. Pablo refleja esta verdad cuando dice: “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Fil. 4:19). Pedro también lo entendió y nos anima, diciendo: “Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” (1 P. 5:7).

Tim Hadley, Sr.
¡Todo eres Tú, Señor!, gracia, paz y alegría,
Y de nuestra canción la dulce melodía;
Nos cercas de favor, quitas todo pesar,
Y al santo manantial creces siempre has de dar.

F. G. Clottu