El Señor está cerca: Jueves 9 Abril
Jueves
9
Abril
Tú, con todo, por tus muchas misericordias no los abandonaste en el desierto. La columna de nube no se apartó de ellos de día, para guiarlos por el camino, ni de noche la columna de fuego, para alumbrarles el camino por el cual habían de ir.
Nehemías 9:19
El camino correcto (7)
Cómo Dios guía a su pueblo

Esdras, el escriba y sacerdote, junto con Nehemías, el gobernador, fueron instrumentos de Dios para bendecir y guiar a su pueblo. Representaban a un pequeño remanente que había regresado a Jerusalén tras el cautiverio babilónico. A este grupo se le leyó y explicó la Ley de Dios; reconocieron sus errores y pusieron en práctica su Palabra (véase Neh. 8). Al celebrar la Fiesta de los Tabernáculos, experimentaron el gozo del Señor y disfrutaron de la comunión con él y entre ellos, después de haber confesado sus pecados. Los levitas guiaban al pueblo en la adoración, recordando los actos de fidelidad y amor de Dios. Él los había liberado de la esclavitud y los había ayudado a tomar posesión de la tierra prometida.

A pesar de los fracasos de Israel, los numerosos detalles relatados en Nehemías 9 reflejan el inmenso cuidado y amor de Dios por su pueblo. Israel se rebeló en el desierto e incluso después de haber tomado posesión de la tierra. Provocaron al Señor y lo abandonaron. Sin embargo, ¡él nunca los desamparó!

(El único que sí fue desamparado por Dios fue el Señor Jesús, quien lo honró en todo momento. Sin embargo, Dios lo desamparó durante las tres horas de tinieblas en la cruz. Esto es un misterio más allá de nuestra comprensión, pero es la base de nuestra salvación.)

La columna de nube que se menciona en el pasaje de hoy nos recuerda el cuidado constante y la fidelidad de Dios en todo momento, de día y de noche. Cuando confesamos nuestros fracasos y limitaciones, también podemos disfrutar de esos mismos recursos: la Palabra de Dios y el Espíritu de Dios. Tenemos aún más de lo que ellos tuvieron, pues Cristo, desde el cielo, nos ilumina en el camino que debemos seguir, nos instruye, nos provee y nos sostiene. ¡Alabado sea su Nombre!

Alfred E. Bouter