El Señor está cerca: Martes 13 Enero
Martes
13
Enero
Al cabo de cada siete años harás remisión de deudas. Así se hará la remisión: todo acreedor hará remisión de lo que haya prestado a su prójimo; no lo exigirá de su prójimo ni de su hermano, porque se ha proclamado la remisión del Señor.
Deuteronomio 15:1-2 NBLA
Remisión de deudas

Dios conoce el corazón humano, el cual siempre busca aprovechar ciertas situaciones para su propio beneficio. En aquellos tiempos, los pobres podían terminar como esclavos de aquellos que, teniendo un corazón perverso, no mostraban compasión ante sus necesidades. Como respuesta a esta realidad, Dios estableció una disposición que refleja su propio corazón: el año de remisión.

Cada siete años todas las deudas debían ser perdonadas. No se trataba simplemente de una pausa temporal en los pagos o intereses –la deuda debía ser perdonada por completo. Esto queda claro en la advertencia del texto: “Cuídate de que no haya pensamiento perverso en tu corazón, diciendo: El séptimo año, el año de remisión, está cerca, y mires con malos ojos a tu hermano pobre, y no le des nada” (v. 9 NBLA).

En Mateo 18:21-35 encontramos cómo este principio se aplica moralmente a nuestra vida. Pedro le preguntó a Jesús: “Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?”. La respuesta del Señor fue contundente: “No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete”. Entonces, para ilustrar esta enseñanza, él relató la parábola de un siervo que, después de que su amo le perdonó una deuda enorme que no podía pagar, se negó a perdonar una pequeña deuda que le debía un consiervo. Cuando su amo se enteró de esto, su castigo fue severo.

La enseñanza del Señor Jesús de perdonar de corazón a nuestro hermano trasciende lo que pedía la Ley cada siete años. “Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo” (Ef. 4:32).

Alexandre Leclerc