El Señor está cerca: Jueves 8 Enero
Jueves
8
Enero
¡Volveos, oh hijos reincidentes, y yo sanaré vuestras reincidencias! ¡He aquí que acudimos a ti, porque tú eres Jehová nuestro Dios!
Jeremías 3:22
Si te volvieres, oh Israel, dice Jehová, vuélvete a mí.
Jeremías 4:1
La restauración del que ha caído (2)

Querido lector, ¿ha caído? ¿Se ha extraviado? ¿Ha reincidido? ¿Ha perdido el dulce sentimiento del favor divino, la feliz conciencia de su aceptación para con Dios? Si es así, ¿qué tiene que hacer? Simplemente volver. “¡Volveos!” es la palabra que Dios dirige a los que reinciden. Vuelva, con una confesión plena, juzgándose a sí mismo, con una confianza plena en el infinito amor del corazón de Cristo. Le suplicamos que no se mantenga alejado en la incredulidad. No mida el corazón de Jesús con la vara de sus propios pensamientos. Deje que Él le diga lo que tiene en Su propio corazón para usted.

Usted pecó, falló, se apartó, y ahora posiblemente tenga temor o vergüenza de volver sus ojos hacia Aquel a quien contristó y deshonró. Satanás le sugiere los pensamientos más sombríos, porque procura mantenerlo en una fría indiferencia, lejos del precioso Salvador que lo ama con un amor eterno.

Sin embargo, solo necesita pensar en la sangre de Cristo, en el Abogado, en Su corazón, y obtendrá la victoriosa respuesta a todas las sugerencias de su terrible enemigo y a los infieles raciocinios de su propio corazón. No deje, pues, pasar una sola hora sin resolver de manera definitiva la cuestión entre su alma y Cristo. Como escribió el poeta: «Su amor es inmutable, libre y fiel, fuerte como la muerte». Recuerde también las propias palabras del Señor: “¡Volveos, oh hijos reincidentes!”; “vuélvete a mí”. Cristo, y solo él, es el centro alrededor del cual son atraídas nuestras almas. Y finalmente, recuerde que a Jesús le place que confíen en él.

C. H. Mackintosh
Que de ti nada pueda apartarme
Y si de nuevo, Señor Jesús,
En mi flaqueza vuelvo a desviarme,
Haz que muy pronto torne a tu luz.

J. N. Darby