El Señor está cerca: Viernes 9 Enero
Viernes
9
Enero
Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más.
Apocalipsis 21:1
Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte.
1 Corintios 15:26
No habrá más separación en el estado eterno

En el estado eterno no habrá temor a la intrusión de un enemigo, ni miedo a que la muerte vuelva a proyectar su desgraciada sombra sobre aquella bella escena.

El apóstol Juan nos dejó su testimonio acerca del estado eterno. Él vio a todos los enemigos puestos bajo los pies de Cristo, la condena final del diablo y al “postrer enemigo”, la muerte, siendo lanzado al lago de fuego (véase Ap. 20:14). Cuando todos los enemigos fueron vencidos, se alzó ante él esta gloriosa visión: “Un cielo nuevo y una tierra nueva”. Los cielos nuevos y la tierra nueva que Pedro dice que “esperamos” (véase 2 P. 3:13), Juan pudo contemplarlos, aunque fuera en una visión.

En esta visión, Juan vio que “el mar ya no existía más”. El mar simboliza la separación. ¡Cuántas veces la separación no ha traído consigo corazones quebrantados y esperanzas destruidas! En la tierra, muchas cosas causan separación: el pecado, las circunstancias, la edad, el tiempo y, sobre todas ellas, la muerte es el principal motivo de separación. Es común ver cómo los amigos cercanos se alejan, las relaciones se rompen, las familias se desintegran y los creyentes se dispersan. El mar representa todas estas separaciones dolorosas. Por eso el profeta Jeremías escribió que en “el mar hay turbación” (Jer. 49:23 vm). Sin embargo, aunque a veces debemos experimentar separaciones de nuestros seres queridos aquí en la tierra, podemos mirar hacia la bienaventuranza del estado eterno, donde no habrá más separación, porque no habrá más mar (v. 1).

Hamilton Smith
Eternidad, ¡supremo esplendor! Eternidad, ¡cantares de amor!
Que corran siglos a su fin, que suene el último clarín,
¡Oh, ven Señor! Ven sin tardar, la eterna dicha a los tuyos dar.

C. H. Bright