El Señor está cerca: Viernes 2 Enero
Viernes
2
Enero
El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor.
Lucas 4:18-19
Hijo del Hombre e Hijo de Dios

Lucas nos presenta una bella imagen del Señor Jesús como Hijo del Hombre. Sin embargo, él era mucho más que eso; Lucas mismo lo expresa así: “El Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios” (Lc. 1:35). Si bien el Señor Jesús se hizo hombre, él nunca dejó de ser quien siempre fue: el Hijo de Dios.

Es un gran privilegio seguir los pasos del Señor Jesús y contemplar a un Hombre perfecto y humilde, quien vivió en completa dependencia de Dios mientras bendecía a las multitudes necesitadas. Nunca antes alguien había resucitado muertos, dado vista a ciegos, hecho caminar a cojos y anunciado el Evangelio a los pobres. ¡Qué Hombre tan extraordinario! A pesar de dedicarse a hacer el bien, Jesús fue despreciado. Su propio pueblo, la nación judía, no lo recibió; el mundo no lo conoció (véase Jn. 1:10-11). Sin embargo, nada lo desvió del propósito de su corazón: hacer la voluntad de Dios, quien lo había enviado, y completar la obra que el Padre le había encomendado.

Después de haber expuesto los corazones de los hombres, el Señor nos reveló el corazón de Dios y continúa ofreciendo su gracia a todo aquel que quiera recibirla. Nosotros, a quienes se nos han abierto los ojos, vemos un bello ejemplo en este Hombre perfecto. ¡Oh, busquemos imitarlo! La señal distintiva de un verdadero discípulo de Jesucristo es tener un amor profundo por él, quien nos amó se dio a sí mismo por nosotros.

Hoy la invitación sigue abierta para todos, judíos y gentiles por igual, y anhela una respuesta de aquellos corazones que el Espíritu de Dios ha tocado. El Señor Jesús es el cimiento seguro sobre el cual podemos edificar nuestras vidas. De esta manera, permaneceremos firmes cuando enfrentemos las tormentas que nos rodean.

Jacob Redekop