En este episodio en el camino a Emaús encontramos el último “hoy” citado en el evangelio según Lucas. Los dos discípulos de Jesús que iban a Emaús estaban tristes. Todas sus esperanzas se habían esfumado con la muerte de Jesús. Ese día, el tercero desde la muerte de su Maestro, era para ellos un día de duelo, pues no sabían, o no creían, que Jesús había resucitado. En la Biblia el tercer día evoca a menudo la resurrección (leer por ejemplo Oseas 6:2). Precisamente ese día, Jesús cambió el duelo de ellos en un gozo sin igual.
Amigos cristianos, podemos apropiarnos este pasaje y recordarlo cada día: “
Muchas veces, como esos discípulos de Emaús, estamos tristes, pues vivimos como si Jesús no hubiese resucitado. Recordemos que su resurrección es la prueba irrefutable de su victoria, victoria de la vida sobre la muerte, de la luz sobre las tinieblas, de la verdad sobre la mentira, de la pureza sobre la impureza, de la libertad sobre la opresión, de la alegría sobre la tristeza, de la paz sobre la angustia.
¡Jesús es el príncipe de la vida!
Hageo 2 – Apocalipsis 11 – Salmo 144:1-8 – Proverbios 30:7-9