Estábamos leyendo en familia el pasaje del evangelio de Lucas que habla sobre dos hermanas, Marta y María, y pregunté a mis hijos: “¿Qué significa escoger la buena parte?”. Después de una corta reflexión, mi pequeña hija dijo: “¡Es cuando escogemos el trozo más grande!”. Sí, algo así. Vamos a ver por qué María escogió “la buena parte”, o la mejor parte.
Marta estaba muy ocupada en los quehaceres del hogar, para atender bien a Jesús, cosa comprensible e importante, pero su servicio la absorbía demasiado. Su hermana María estaba sentada a los pies de Jesús para escuchar su palabra. Quería disfrutar su presencia en su casa, escuchar las enseñanzas de aquel que era el enviado de Dios, e impregnarse de sus palabras.
Sí, la buena parte es pasar tiempo con Jesús. Sean cuales sean las circunstancias de nuestra vida, siempre, y sin temor, podemos acercarnos a él mediante la lectura de la Biblia, la oración, la alabanza, y también reuniéndonos con otros cristianos.
Jesús es la fuente de nuestra vida con Dios; él es quien mantiene esta vida. Quiere ocuparse de cada uno de nosotros, si nosotros simplemente sabemos quedarnos quietos para escucharle. La clave es aprender a detenernos. No se trata siempre de actuar, correr, sino de callarnos y buscar su presencia. Ahí se encuentra la riqueza de nuestra vida cristiana.
Eclesiastés 1:1-2:11 – Santiago 4 – Salmo 138:1-5 – Proverbios 29:7-8