Epafras es llamado “siervo de Cristo”. Servía a su Señor con toda abnegación. Su fiel servicio tenía el carácter de un combate, pero de un combate muy especial que se libraba de rodillas. A través de la oración, ese creyente luchaba por el bien y la salud espiritual de los creyentes.
¿Contra qué adversarios luchaba ese “soldado de Jesucristo”? (2 Timoteo 2:3). No era una lucha física, sino espiritual “contra los gobernadores de las tinieblas… contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12). Satanás y sus ángeles son llamados los adversarios invisibles que tratan de hacer daño a los creyentes. ¡Contra ellos luchaba Epafras! Oraba por aquellos a quienes Satanás atacaba por medio de toda clase de tentaciones y dudas. Estaba muy comprometido en sus oraciones; tenía “gran solicitud”.
No oraba solo por su entorno inmediato, sino por los creyentes de diversos lugares.
Ese combate está al alcance de cada cristiano, sea joven o anciano, en buena salud o enfermo, libre o preso… Epafras mismo oró mucho desde una cárcel (Filemón 23).
A menudo la oración es el método más eficaz, y a veces el único, para ayudar a nuestros hermanos y hermanas en la fe; también es esencial para el buen funcionamiento de nuestras familias y hogares (Nehemías 4:14).
Job 4-5 – Juan 20 – Salmo 119:145-152 – Proverbios 27:3-4