A veces oímos decir : “Los tiempos cambian, las mentalidades evolucionan, hay que adaptarse”… Sí, pero, ¿hasta dónde ir ? Este es el problema que se plantea para el creyente, quien tiene una relación con Dios.
En efecto, nadie puede atentar contra la santidad de Dios : “El Señor nuestro Dios es santo” (Salmo 99 : 9), ni contra su justicia : “Justo es el Señor nuestro Dios” (Daniel 9 : 14).
Nadie puede limitar su amor para con cada uno de nosotros : “Dios es amor” (1 Juan 4 : 8). Dios nos recuerda que no somos dueños del tiempo, por ello nadie puede frenarlo ni acelerarlo.
¿Qué hacer cuando sabemos que Dios aborrece el mal, y que para cada de uno de nosotros se acerca el día en que tendremos que rendirle cuentas ? ¿Quién subsistirá ante su santidad y su justicia ?
No podemos
Dios da la vida eterna a todo el que acepta a Jesús como su Salvador. “A todos los que le recibieron… les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1 : 12). “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios” (1 Juan 3 : 1).
Esdras 9 - Juan 5 : 24-47 - Salmo 116 : 12-19 - Proverbios 25 : 8-10