La Buena Semilla: Domingo 8 Agosto
Domingo
8
Agosto
Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
1 Juan 1:8-9
Una palabra en peligro de extinción

En una de sus obras, el psiquiatra Karl Menninger escribió: “Antiguamente la palabra pecado estaba cargada de sentido. Era un término fuerte, amenazante y grave… Pero casi ha desaparecido, con esa noción que expresaba. ¿Por qué? ¿Ya no hay nadie que peque?”.

Este asunto nos concierne a todos, creyentes e incrédulos.

Creer en Jesús para ser salvo significa, en primer lugar, reconocer mis pecados y recibir la certeza de que “Cristo murió por nuestros pecados” (1 Corintios 15:3). Entonces, ¿eso quiere decir que ya no peco?

Permaneciendo cerca de Dios seremos conscientes de que seguimos pecando. Si nos esforzamos en vivir en la luz divina, la Palabra de Dios sacará a la luz los simples rencores, los celos secretos o las oleadas de orgullo…

Entonces probablemente nos sentiremos completamente abatidos. Pero Dios no nos abandona. Actúa en nosotros, abre nuestros ojos sobre faltas que toleramos en nuestra propia vida. Quiere que se las confesemos y nos alejemos de ellas, para así transformarnos en el aspecto en que lo necesitemos, y para que nos parezcamos cada vez más a nuestro modelo: Jesucristo.

¿Y si usted no cree en Jesús? Él no lo acusa (y nosotros tampoco), pero quiere salvarlo. Si usted es consciente de que lo necesita, háblele de todas las áreas sombrías de su vida, de todo lo que quizá lo oprime, pues solo él puede borrar nuestros pecados.

1 Crónicas 21 – Lucas 18:1-17 – Salmo 91:11-16 – Proverbios 21:1-2