La Buena Semilla: Jueves 1 Abril
Jueves
1
Abril
Dios, Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré; mi alma tiene sed de ti.
Salmo 63:1
Hazme oír por la mañana tu misericordia, porque en ti he confiado; hazme saber el camino por donde ande.
Salmo 143:8
El secreto de un buen testimonio

Hoy veremos un episodio de la historia de dos profetas del Antiguo Testamento.

El primero, Elías, anunció que vendría una sequía sin precedentes sobre todo el país: “No habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra” (1 Reyes 17:1). ¡Semejante declaración podía parecer una locura! Sin embargo, sucedió tal como Elías lo dijo: ¡durante más de tres años no cayó ni una gota de agua! El secreto de dicho poder se resume en pocas palabras: Elías se hallaba en la presencia de Dios. Vivía con Dios y estaba dispuesto a servirle. Su comunión con él era tan grande que podía discernir su voluntad y de esta manera dirigir la lluvia.

El segundo no se parece al primero. Al contrario de Elías, Jonás huyó de Dios. No quería transmitir el difícil mensaje que Dios había enviado a los habitantes de Nínive. Tomó un barco que iba rumbo a un destino muy diferente; la tempestad sobrevino y el barco estaba en peligro de zozobrar. Jonás tuvo que confesar su falta a los miembros de la tripulación. No podía ayudarles en nada; al contrario, terminó diciéndoles: “Tomadme y echadme al mar, y el mar se os aquietará; porque yo sé que por mi causa ha venido esta gran tempestad sobre vosotros” (Jonás 1:12).

Dios nos enseña mediante el ejemplo de Elías y el contraejemplo de Jonás. Como cristianos podemos “vivir en la presencia de Dios” o al contrario, “huir de su presencia”. Cultivemos una relación serena y confiada con nuestro Dios: así Dios dará fuerza y eficacia a nuestro testimonio.

Ezequiel 25 – Gálatas 2 – Salmo 38:1-8 – Proverbios 12:21-22