La fiesta estaba en pleno apogeo, la orquesta interpretaba una melodía muy conocida, acompañada por una parte de los espectadores que cantaban estas sorprendentes palabras: “¡Todos iremos al paraíso!”. Unas horas más tarde, subiendo al auto de un amigo, Alfred y sus compañeros seguían cantando este coro. Poco después se produjo un accidente. El conductor, borracho, chocó contra un árbol. La última cosa que Alfred recuerda fue el estrépito. Cuando se despertó, en el hospital, la enfermera le contó la terrible noticia: él era el único sobreviviente.
Durante mucho tiempo Alfred no pudo comunicarse, pero esas palabras no paraban de darle vueltas en la cabeza: “¡Todos iremos al paraíso!”. Por primera vez esta expresión lo interrogaba personalmente. ¿Podía él ir al paraíso? Acababa de rozar la muerte, y el deseo de saber qué hay después se volvía cada vez más urgente.
Esta canción, repetida por miles de personas, ¡es una mentira! En la Biblia Dios dice claramente que todos vamos por el camino ancho, que conduce a la perdición (Mateo 7:13). Solo los que aceptan la salvación que Dios les ofrece, aún hoy, serán salvos. Únicamente por la fe en la persona de Jesucristo, el Salvador, podré entrar al paraíso. Si creo que Jesús borró todos mis pecados cuando murió en la cruz, mi nombre está inscrito en el “libro de la vida”, y soy feliz de vivir para mi Salvador; mi lugar en el paraíso está preparado. ¿Usted también tiene este gozo?
Ezequiel 8 – Hechos 18 – Salmo 32:8-11 – Proverbios 11:15-16